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COMER ES UN ACTO EMOCIONAL

Recordatorio: La comida es el combustible que nos da energía, pero ignora por completo la relación que hemos creado con la comida DESDE EL NACIMIENTO .

Desde el día en que nacemos, la comida está ligada a nuestra relación con nosotros mismos y con los demás. No se puede separar el ser alimentado por un padre / cuidador de que lo carguen y lo acunen mientras lo alimentan.

Esta conexión emocional con la comida continúa a medida que crecemos. La comida como tal está arraigada en la mayoría de las culturas. Naturalmente, nos reunimos alrededor de la comida y es muy normal comer cuando estamos muy emocionados.

Sí, comemos para sobrevivir, pero no olvidemos que tenemos papilas gustativas y preferencias. La retórica de la comida es combustible puede crear una culpa innecesaria cuando decides comer algo por placer. Esto también es producto de la mentalidad de dieta (pensar en bueno y malo) que ha secuestrado al hambre emocional y la ha convertido en la mala del cuento en el enemigo a derribar. Los que se lucran de la mentalidad de dieta utilizan estos argumentos para decir que no puedes llegar a un peso y al cuerpo ideal precisamente porque comes emocional. Y esto es pura Mentira. Esto no tiene ningún soporte científico, ni histórico ni psicológico, ni tampoco sociológico.

Durante mucho tiempo me llamé comedora emocional porque recurría a la comida cuando estaba triste, feliz, sola o sociable. Ahora entiendo que comer * es * emocional y no tiene por qué tener una connotación negativa.

Los alimentos reconfortantes, por ejemplo, tienen tan mala reputación. Estos alimentos tienden a ser cálidos y calmantes, pero la mayoría de nosotros sentimos una tremenda culpa después de consumirlos. Y lo que me da mas tristeza es encontrarme con libros que se llaman asi; la dieta del hambre emocional, pon a dieta tus emociones… , libérate del hambre emocional, controla el hambre emocional y los clásicos cursos que los llaman 20 días para deshacerte del hambre emocional. Esta idea es biológicamente incorrecta como les decía. Me preocupa porque refuerza la mala educación emocional porque vende la idea de que las emociones son peligrosas. Mientras se siga con esta creencias menos se va llegar a establecer una buena gestión emocional, una adecuada salud mental y verdadera armonía con la comida y el cuerpo.

Por otro lado, Sí, me parece súper útil aprender a diferenciar los diferentes tipos de hambre porque si los hay, siempre y cuando esta distinción se haga con la intención de descubrir que necesitamos de conocernos. Todas nuestras hambres representan necesidades de todo nuestro ser integral. Y por tanto nuestras hambres deben ser reconocidas, validadas y atendidas, porque ellas nos permiten estar en equilibrio, en homeostasis, en armonía, crecer, aprender, relacionarnos, encontrar sentido, sanar. AHORA bien, sabemos que comemos alimentos reconfortantes cuando estamos tristes no necesariamente solucionará lo que te entristece, pero si nos va a hacer sentir mejor, ¿cuál es el problema? La comida reconfortante, en mi opinión, es solo un modo de afrontamiento de otros que existen para atender a nuestra hambre emocional que nos permite honrarla y respetarla. Y sin mencionar si has estado a dieta, la restricción y el hambre pueden amplificar los sentimientos de ansiedad y depresión.

Quédate con esto; Comer es un acto emocional, La comida es conexión, sentir hambre es una expresión de estar vivos. Ya sea por la comida en sí, por tu propia cultura o por otra. A tu abuela que te hizo productos horneados, o a tus amigos en el momento del aperitivo compartiendo una tabla de caprichos. Decir, por tanto que una de nuestras hambres es incorrecta, es peligrosa, es negar una parte de nosotros mismos. Por eso hace mucho tiempo me sentía avergonzada cuando comía con alegría o con angustia o por desesperación porque era la idea con la que había crecido (cultura de la dieta) de que el hambre emocional y el hambre física eran opuestas (cuando en verdad son procesos que van de la mano ), si esa idea me llevo hacia un profundo sentimiento de vergüenza, soledad, aislamiento, culpa, enojo(cuando llegaba un punto de sentir mucha hambre, con el tiempo entendí que era un mecanismo de defensa de mi cuerpo para poder ir por comida), arrepentimiento todo esto acompañado de una serie de conductas alimentarias de riesgo que afectaban mi relación con el cuerpo y con la comida.

Ahora, por eso siento que es mi responsabilidad resarcir eso, porque la intención positiva de la culpa nos ayuda a darnos cuenta donde hicimos daño, donde cometimos un error para entonces reparar. De hecho hay que celebrar ese cambio de pensamiento a diario. Por eso me gusta hablar en defensa del hambre emocional, ya que al parecer tiene pocos abogados je

Hace unas semanas estuve hablando con una amiga sobre todos los alimentos que comíamos cuando crecimos. Pasamos unos buenos 45 minutos recordando nuestras delicias latinoamericanas favoritas. Arepas, ensalada de frutas, arroz con leche, raspado, algodón de dulce, pandeyuca, tamales, achiras, Alfajores, Empanadas, tacos, pan dulce. Fue tan encantador. Luego hicimos planes para hacer alguno je

La cultura de la dieta trata de deshacerse de nuestra personalidad y preferencias. Tus amigos, celebraciones, la nostalgia que sientes cuando tienes tu comida favorita de la infancia. Intenta librarte de la conexión? No la dejes recupérala!

Feliz finde, MG.




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