Lo lindo de despertarme en vacaciones es recuperar esa sensación de gran energía, de ganas de sorprenderme del los milagros que ocurren diariamente jaja es como si mi mente y cuerpo desde su estado de paz me piden sorpresa, de sumar experiencias .
ayer les hablé un pelin de mindfulness, que sin duda es el mejor condimento para vivir conectados con nuestra propia experiencia.
Es importante dejar claro que mindfulness es una capacidad que todos poseemos y podemos cultivar. Y cuando se aprende y utiliza, se transforma en una potente herramienta con la que despertamos a todo el potencial de nuestra vida.
Para comprende mejor...les presento mi deliciosa fruta (sandía; naranja y kiwi) por ejemplo, mientras escribo estas líneas la he cortado y dejado lista en un Bol, luego tras dar un paseo, regresó y estoy lista para darle un mordisco a la sandía je . El primer bocado es delicioso. Dulce, fresco con un toque cítrico que le ha dejado la naranja maravilloso. Cuando doy el segundo bocado, empiezo a pensar sobre las próximas líneas que escribiré a continuación. El sabor ya ha disminuido. Doy otro bocado y me levanto a por agua y mientras camino me doy cuenta que mastico; pero en este tercer mordisco apenas tiene sabor, mi fruta. Me siento nuevamente, me pongo a leer el libro unos minutos. Luego tomo un cuarto trozo de sandía, atenta en los olores, sabores, la combinación con el kiwi y la de sensación táctil en la boca. ¡Vuelve el sabor delicioso! Esto que me hace pensar que para disfrutar plenamente mi comida es Importante comer lento, he aquí la Importancia, he dejado de saborear mi fruta porque estoy pensando ¿y en qué pienso? En comer atenta! Al darme cuenta; no tengo mas remedio que soltar una carcajada. Mi humanidad resulta un mix entre lo patético y lo divertido 🤣.
¿Por qué no puedo pensar, caminar y ser totalmente consciente del sabor de mi plato de fruta al mismo tiempo?
No puedo hacer todas esas cosas a la vez porque la mente tiene dos funciones distintas: pensar, y ser consiente. Cuando está encendida la función pensante, la función consciente permanence apagada. Cuando la función pensante discurre a toda máquina, podemos dar cuenta de todo una comida, de un enorme plato de fruta y no saborear más que uno o dos bocados. Cuando no saboreamos lo que comemos, solemos atiborrarnos hasta reventar sin llegar a sentirnos satisfechos. Y es así porque la mente y la boca no estaban presentes, no saboreaban ni disfrutaban mientras comíamos. El estomago se llenó, pero la mente y la boca continuaron insatisfechas, pidiendo ser alimentadas. Si no nos sentimos satisfechos, empezamos a buscar algo más o algo diferente que comer. Todo el mundo ha tenido la experiencia de dar vueltas por la cocina, abriendo cajones y puertas, buscando en vano algo, cualquier cosa, que le satisficiera. Lo único que puede curar eso, un tipo de hambre fundamental, es sentarse y permanecer, aunque solo sea durante algunos minutos, totalmente presentes.
Si comemos y permanecemos conectados con nuestra propia experiencia y con las personas que cultivaron los alimentos, que sirvieron la comida y con los que estamos comiendo, nos sentiremos muy satisfechos, aunque se trate de una comida escasa. Ese es el tesoro de comer atentos: restaurar muestra sensación de satisfacción, seamos lo que seamos y comamos lo que comamos.
Jan Chozen Bays.
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